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Foto: Guadu Martínez Por: Rocío Juárez, SalvaNATURA Desde el volcán de San Salvador se distingue la costa que delimita al territorio...

De la flora y fauna costera depende nuestra vida

Foto: Guadu Martínez


Por: Rocío Juárez, SalvaNATURA

Desde el volcán de San Salvador se distingue la costa que delimita al territorio salvadoreño del Océano Pacífico. Pero ¿qué secretos guarda la biodiversidad que habita en ella? ¿Por qué es importante conservar?

El paisaje costero posee bosques salados, cuya principal vegetación es el mangle (Rhizophora mangle); la vegetación de playa como el berro de mar (Heliotropium curassavicum); los bosques húmedo-calientes de los bosques bajos al que pertenece el conacaste (Enterollobiun cyclocarpum); y los bosques caducifolios que se caracterizan porque los árboles botan sus hojas durante el verano, como el maquilishuat (Tabebuia rosea).

 Esta vegetación alberga a varias especies de fauna. SalvaNATURA, en su afán por dar a conocer la riqueza natural de El Salvador para propiciar acciones de conservación, realizó inventarios sobre aves, invertebrados y mariposas en algunos sitios, por ejemplo, en las Colinas de Jucuarán, departamento de Usulután.

Además, su equipo de biólogos participó en varios conteos nacionales de aves playeras en humedales como Bahía de Jiquilisco, Desembocadura del Río Jiboa y otros, realizados por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN).

En un recorrido por la bocana de San Diego, observaron el Playero Zancón (Calidris himantopus), Chorlito Semipalmeado (Charadrius semipalmatus), y el Chorlito Nevado (Charadrius alexandrinus), ésta última una especie en peligro de extinción según la Lista Nacional de Especies Amenazadas del MARN.

Toda esta biodiversidad es una pequeña pero importante muestra de la naturaleza costera, porque sus funciones mantienen un equilibrio ecológico. Sin los manglares, las tormentas tropicales ocasionarían tremendos estragos, puesto que las olas arrasarían con los asentamientos humanos; los manglares son una barrera natural.


Las personas obtienen alimentos de esteros, bocanas y arrecifes para su propia subsistencia y fuente de empleo; éstos purifican el aire y el agua, almacenan carbono, ayudan a la mitigación del cambio climático y son una oferta turística atractiva. También, las aves eliminan de insectos estos ambientes,  y son excelentes controladores naturales de plagas.

Por ello, apoyemos a las organizaciones que protegen la biodiversidad costera marina, porque necesitamos de sus beneficios ecosistémicos para vivir.


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