Redacción Mirador Cultural
En El Salvador, actualmente, existe una crisis de identidad nacional, como del patrimonio cultural, pues en los últimos años los aspectos más representativos del país, como es el caso de las artesanías, han ido desapareciendo.
Las artesanías textiles, son el patrimonio de San Sebastián, municipio del departamento de San Vicente, y aunque actualmente esta tradición se pierde, aún hay posibilidades de rescatarla y es necesario hacerlo, ya que representa una parte muy importante de la historia salvadoreña y representa toda una vida de esfuerzo y dedicación para los artesanos, uno de ellos es Cristo Ayala, quien ha trabajado desde los 12 años en los telares.
No se sabe exactamente desde cuando existen los telares, en algunos libros se hace referencia al siglo XVII y en otros se menciona que surgieron a finales del siglo XIX, provenientes del sur de España. Durante la década de los 30, el telar de mano se modificó y dio paso a los telares de caja, que fueron inventados por un sacerdote de apellido Olmedo, con el apoyo de dos carpinteros originarios del lugar, Santiago y Eugenio.
Dichos telares son los que utilizan actualmente los artesanos, en tal sentido se indica una evolución importante en el desarrollo de la industria artesanal textil del pueblo.
Según la historia, el mayor apogeo de esta artesanía tuvo lugar en 1942, debido a que el entonces presidente de la república, General Maximiliano Hernández Martínez, ordenó que los uniformes, sábanas y accesorios de tipo textil utilizados por el ejercito debían ser elaborados en el pueblo de San Sebastián, situación que significó un apoyo a la producción de los artesanos y además impulsó el desarrollo cultural, artesanal y autóctono de la zona.
En Esa época hubo gran prosperidad para el pueblo, pues los artesanos aportaron ayuda a la economía nacional, ya que no hubo necesidad de importación de telas porque eran fabricadas en el país, durante los años posteriores las ventas aumentaron en los países de Centroamérica, fue una época gloriosa para los telares, que es añorada por los artesanos actualmente.
El problema actual de la elaboración de textiles tiene su origen a principios de los 80, cuando se intensificó la Guerra en El Salvador, tanto el ejército como la guerrilla pedían a los artesanos su producto a cambio de nada, por lo que muchos de ellos decidieron abandonar e incluso quemar sus telares, como consecuencia emigraron a San Salvador y a los Estados Unidos. La industria sin embargo, se mantuvo, aunque en la actualidad ha mermado. Ayala recuerda que muchas familias se fueron durante la Guerra por miedo a represarías y desde entonces los talleres comenzaron a desaparecer.
Lamentablemente parece que la extinción de los textiles artesanales es inevitable debido a la creciente globalización que impone la producción masiva sobre la calidad y valor cultural que representan los productos artesanales. Por lo que El Salvador necesita una política cultural que haga el posible el rescate de la identidad y patrimonio de los salvadoreños.
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